Sanidad, clave en el desarrollo de la acuicultura
¿Sabías qué en el año 2050 habrá 10.000 millones de personas en nuestro planeta? Según esta estimación, para abastecer las necesidades alimentarias será necesario aumentar la producción de proteína.
Pero nos enfrentamos a un problema: no solo hay un crecimiento demográfico constante, también aumentan los ingresos y, por lo tanto, se genera una mayor demanda de proteína animal en un espacio que limita la expansión de la producción pecuaria.
¿La solución? Complementar la producción animal terrestre con formas de producción que nos permitan optimizar unos recursos que son limitados.
De hecho, según las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) , asistimos a un incremento mundial del 12% en la producción de carne y del 30% en la producción de peces en sistemas acuícolas, alcanzo los 37 y 23 millones de toneladas respectivamente.
La acuicultura supone una alternativa para satisfacer esta demanda de proteína animal, ya que los recursos necesarios para producir un kilogramo de alimento son menores y es una buena fuente de “proteína saludable”.
Pero, ¿qué es la acuicultura?
La acuicultura es el cultivo de organismos acuáticos (animales y plantas) que implica intervenciones en el proceso de cría para aumentar la producción, abarcando prácticas muy variadas y una amplia gama de especies, tanto en zonas costeras como del interior.
Las referencias más antiguas sobre este sistema de producción datan de hace aproximadamente 4.000 años en China y de 500 años en Mesopotamia. Sin embargo, hasta hace 50 años no se había convertido en una actividad socioeconómica tan importante.
Actualmente, más de la mitad del total de los alimentos de origen acuático que se consumen a nivel mundial proceden de granjas acuícolas en las que se crían peces, crustáceos, algas, moluscos y otros invertebrados. De hecho, la FAO prevé también que antes de 2030 más del 65% de los alimentos acuáticos procederán de la acuicultura.
Por otro lado, cabe destacar la capacidad de innovación y emprendimiento de este sector, así como el aprovechamiento sostenible de los recursos disponibles.
Acuicultura y sostenibilidad
Desde hace décadas, la FAO ha hecho de la acuicultura un referente para el desarrollo sostenible. Este aspecto se vio reforzado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas , un plan de acción que se adoptó en 2015 a favor de las personas, el planeta y la prosperidad.
En relación con la acuicultura, estos ODS sirven para la reformulación de políticas, la planificación y la gestión del desarrollo sostenible del sector. Actualmente, en la Unión Europea ya se han desarrollado numerosas acciones para alcanzar estos objetivos.
En el caso de España, país donde el sector marino y marítimo tienen una especial relevancia social y económica, la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR) tiene el compromiso de contribuir a alcanzar, en su entorno inmediato y dentro de la medida de sus posibilidades, estos Objetivos de Desarrollo Sostenible.
España es el primer productor acuícola de la unión europea con un total de 348.395 toneladas en 2018”
Este dato no es el único importante en este sector, también hay que prestar especial atención a los siguientes para conocer su impacto:
- En 2017, la producción mundial de acuicultura fue de 111,9 millones de toneladas, un 3,5 % más que en 2016. Esta producción ha crecido de forma continua durante las tres últimas décadas a un ritmo medio del 2,45 % anual.
- En la UE, la producción acuícola fue de 1.353.201 toneladas en ese mismo año, con un valor de 4.147 millones de euros.
- La principal especie producida en España es el mejillón (273.600 t), seguido por la lubina (22.460 t), la trucha arco iris (18.856 t) y la dorada (14.930 t).
- El consumo per cápita a nivel mundial de productos acuícolas ha pasado de 9 kg en 1961 a 20,5 kg en 2017, según el Informe Sofía 2018 de FAO . Este dato revela la tendencia al alza de este sistema de producción, debido a sus mejoras en las técnicas de conservación de pescado y la eficiencia de los canales de distribución.
- La acuicultura da empleo a más de 13 millones de personas en el mundo, 16.151 en España.
Amenazas de la acuicultura
A nivel global, la acuicultura se enfrenta a desafíos técnicos que debe superar desarrollando iniciativas de investigación e innovación para optimizar su eficiencia y productividad.
En España, los principales retos que se sufre este sector son:
- Hacer más eficiente el marco administrativo y legal en el que debe desenvolverse, haciendo los procesos administrativos más ágiles.
- Dar solución a la falta de disponibilidad legal de espacio, citada a menudo como un obstáculo a la expansión de la acuicultura marina.
- Disparidad entre los requisitos administrativos y legales exigidos dentro y fuera de la Unión Europea para el desarrollo de la actividad acuícola.
La importancia de la gestión sanitaria
La gran mayoría de los veterinarios españoles no recibe formación específica en acuicultura. Por este motivo, la sanidad animal ha progresado más lentamente en este tipo de producción.
Sin embargo, con el paso de los años se ha puesto en evidencia la importancia de la gestión sanitaria en tipo de explotaciones para evitar pérdidas, ya que la aparición de una enfermedad puede dar lugar a grandes crisis sanitarias con importantes repercusiones en los rendimientos de las empresas y en la salud humana.
Además de las pérdidas por mortalidad, la presencia de enfermedades puede tener otros efectos negativos, como:
- Una merma en el crecimiento.
- Peores índices de conversión debido al menor rendimiento de la alimentación.
- Costes derivados de los tratamientos.
- Pérdidas de valor.
- Impacto sobre el bienestar de los animales, especialmente en los peces.
Por otro lado, las enfermedades, especialmente las infecciosas y parasitarias, deben verse como un problema global, ya que pueden expandirse y afectar a una multitud de instalaciones.
Una correcta gestión sanitaria incluye diferentes aspectos que parten desde el propio diseño y emplazamiento de las instalaciones:
- La correcta agrupación de los animales por especies, lotes y generaciones, así como el control adecuado de la carga de biomasa.
- Revisar el estado sanitario en el que entran los nuevos animales en la instalación.
- Establecer medidas de bioseguridad, controlando entre otros los flujos de material y personal y respetando la aplicación de periodos de “barbecho” productivo.
Vacunación, imprescindible para mantener la productividad y sostenibilidad
En este sentido, destacan los protocolos de inmunoprofilaxis (vacunación), un proceso muy necesario debido al aumento de la prevalencia de las enfermedades bacterianas y virales en los sistemas acuícolas. De hecho, por este motivo, se prevé que el mercado mundial de vacunas para acuicultura supere los 290 millones de dólares en 2025, según un estudio publicado por Global Market Insights .
Un factor decisivo en este desarrollo ha sido la política de reducción del uso de antibióticos establecida en los países desarrollados. Además, las vacunas mejoran la tasa de supervivencia y productividad, resultando claves para la sostenibilidad de la acuicultura al proteger la seguridad del consumidor, reducir el uso de tratamientos - controlando por tanto su impacto medioambiental - y contribuir a la mejora del bienestar animal.
La creciente adopción de la vacunación como herramienta sanitaria de uso sistemático en la producción acuícola está fomentando, además, el interés de la industria farmacéutica veterinaria. Esto se traduce en la aplicación de innovaciones tecnológicas para el desarrollo de vacunas comerciales para las distintas especies acuícolas, aportando una mejor eficacia y una mayor simplificación de los procedimientos de vacunación.