ONE HEALTH, SECTOR

Zoonosis inversa: los humanos también contagiamos a los animales

Si te preguntamos sobre un acontecimiento reciente que haya cambiado tu vida por completo, posiblemente tu respuesta, como la de cualquier otra persona, sea el COVID-19. ¿Cómo una enfermedad transmitida de animales a humanos pudo hacer temblar de tal manera a todo el planeta?

Este traspaso de virus de origen animal a la especie humana, las denominadas zoonosis, han existido siempre. De hecho, han sido la causa de las grandes pandemias de la humanidad. Los avances científicos han jugado un papel fundamental en lo que a la prevención de estos contagios se refiere, aunque es cierto que en las últimas décadas están apareciendo con mayor frecuencia. Desde que comenzara el siglo XXI, España ha sufrido casos de ébola, virus del Nilo occidental (fiebre del Nilo) o fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, además, por supuesto, del ya citado coronavirus o, en los últimos meses, la viruela del mono. Pero no solo los animales tienen la capacidad de transmitir enfermedades a los humanos, también ocurre en el sentido contrario: la zoonosis inversa.

Los casos más recientes de zoonosis inversa

Patógenos alojados en el organismo de las personas pueden ser transmitidos a los animales, con el consiguiente riesgo de que estos muten haciéndose más peligrosos y/o resistentes.

Volviendo al COVID-19, desde la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, fundada como OIE), apuntan que fueron varias las veces que el virus del SARS-CoV-2 pasó de humanos a animales, “lo que impactó no solo en la sanidad de nuestras mascotas, sino también en los animales de granja y de zoológico, y en la vida silvestre”. En concreto, según sus últimas informaciones, 23 especies diferentes de animales se vieron contagiadas por el COVID-19.

También durante los últimos meses se ha detectado en París el primer caso de viruela de mono en un perro. Pero esto, como apuntábamos al principio, no es algo nuevo. Ya en 2018, en estudios realizados en la Antártida por expertos del Centro de Investigación en Sanidad Animal (IRTA-CReSA) y de la Universidad de Barcelona, se detectaron en aves marinas bacterias de Salmonella y Campylobacter que solo pudieron llegar hasta allí a través de los humanos.

¿Por qué aumentan los casos de zoonosis y zoonosis inversa?

María Teresa Tejedor, profesora de Microbiología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en un artículo publicado en la plataforma divulgativa The Conversation España, apuntaba a que una de las principales razones de la diseminación de estas enfermedades es “la mayor movilidad humana y animal, que hacen que los microorganismos puedan viajar de una punta a otra del planeta en cuestión de horas”. Sin olvidar, por supuesto, las frecuentes alteraciones de ecosistemas o el cambio climático, que están incidiendo también de manera importante en la aparición y propagación de patógenos y enfermedades.

Es evidente que este intercambio de patógenos entre especies conlleva consecuencias negativas para todo el planeta. Estas son solo algunas de ellas:

  • Mutaciones más peligrosas e, incluso, letales.
  • Aumento de la resistencia de las bacterias a los antibióticos.
  • La desaparición total de especies en peligro de extinción.

¿Podemos hacer algo para evitarlo?

En Zoetis tenemos claro que una de las vías principales para evitar que esto ocurra radica en la importancia del concepto One Health (“Una Sola Salud”). Debemos dejar a un lado el antropocentrismo que tanto ha caracterizado a los humanos y ser conscientes de que nuestro futuro y el de todo lo que nos rodea depende de concebir la salud humana, la de los animales y la del medio ambiente como un todo. Si algo sacamos en claro de esta pandemia mundial que aún vivimos es que todo lo que afecte a los animales y al medio ambiente repercute a nuestra vida y, sobre todo y más importante, a nuestra salud.

Si hablamos de medida concretas, la OMSA propone adoptar medidas de bioseguridad apropiadas y efectivas al interactuar con animales, como, por ejemplo, lavarse las manos antes y después de estar en contacto con estos.

Partimos de la base de que es imposible evitar al 100 % que los casos de zoonosis inversa sigan ocurriendo, pero está en nuestras manos contribuir a que se reduzcan y, con ello, garantizar un futuro más sostenible y saludable para los animales y para nosotros mismos.